La inteligencia artificial generativa (IA Gen) ha transformado para siempre la forma en que interactuamos con la tecnología.
Soluciones como ChatGPT pueden generar respuestas articuladas y bien fundamentadas en cuestión de segundos. La mayoría de los usuarios revisa con cuidado el contenido generado por la IA antes de aplicarlo o reutilizarlo… al menos al principio. Con el tiempo, es fácil confiar demasiado. Y ahí empiezan los problemas.
Las herramientas de IA generativa están entrando en sectores de alta responsabilidad, incluida la fiabilidad y el mantenimiento industrial. Aunque el potencial es enorme, los riesgos también son evidentes.
En una entrevista reciente, Tom Rombouts, Director of Reliability and Data-Driven Solutions en I-care, comparó la GenAI con un tío borracho en una fiesta familiar. Vamos a analizar esta metáfora reveladora y lo que podemos aprender de ella para mantener bajo control el uso de la IA.
Cómo se comporta la IA como ese “tío borracho”
Winston Churchill dijo una vez: «La mayor lección de la vida es saber que incluso los tontos tienen razón a veces». La GenAI no solo acierta a veces — acierta la mayoría de las veces. Y eso es precisamente el problema.
Casi todas las respuestas generadas por herramientas como ChatGPT son gramaticalmente perfectas y redactadas con un lenguaje impecable. Inspiran confianza, especialmente porque se presentan exclusivamente por escrito. Y aquí es donde entra la metáfora de Rombouts.
Imagina que estás en una reunión familiar. Todos participan activamente en una conversación animada. Entre ellos está tu tío. Es una persona inteligente y normalmente da buenos consejos. Pero hoy ha bebido más de la cuenta.
Habla con seguridad mientras comparte teorías sobre la bolsa y da consejos de inversión. Pero tú puedes oír que arrastra las palabras y lo ves tambalearse. Sabes que su estado no es el mejor y, por tanto, cuestionas lo que dice.
Ahora imagina que no estás allí en persona, sino que solo lees una transcripción pulida de sus palabras. Sin ver ni oír su estado, el mensaje suena creíble, incluso convincente.
Ese es el riesgo con la GenAI: genera contenido que parece sensato y profesional, pero si el lector no tiene los conocimientos técnicos adecuados, puede no detectar errores graves.
Por qué no siempre se puede confiar en la IA
La IA generativa se basa en enormes volúmenes de datos, pero no todos esos datos son precisos o fiables. A veces, la información errónea o sesgada se incorpora a las respuestas, lo que genera contenido engañoso con posibles consecuencias serias para tu empresa.
Cómo “despertar” a la IA generativa
Para contrarrestar esta tendencia de la IA a generar información errónea, se necesitan mecanismos sólidos de control de calidad. Por ejemplo:
- Verificación de datos (fact-checking)
- Supervisión humana
- Formación de los usuarios para identificar errores de IA
- Modelos de IA avanzados que indiquen incertidumbre cuando no están seguros
También es útil poner a prueba a la IA con datos incorrectos, para entrenar su capacidad de detección de errores o «BS detection», como dice Rombouts.
Usa la IA, pero verifícala siempre
No dejes que la analogía del tío borracho te haga dudar del potencial de la IA. Tu empresa debe usarla. Pero asegúrate de validar cuidadosamente cada resultado antes de aplicarlo, para evitar errores costosos o situaciones embarazosas.
Con los controles adecuados, la inteligencia artificial puede convertirse en un recurso transformador para tu organización.
Contribuido por Tom Rombouts, Director de Reliability and Data-Driven Solutions

